A.C: Dedicado a Marce

5 Jun

A.C: Dedicado a Marce

Dedicado a Marce

 

Me fui enterando poco a poco, cuando caía

la noche sobre la cal de las casas

y en el umbral del cielo se encendía para ti

las primeras estrellas.

cuando se retiraban a descansar

los niños manchados de travesuras.

Y el aire frió recorría el pueblo

por calles y plazas.

Cuando enero deshojaba sus últimas horas

Me fui enterando entonces que Marce

se había ido a vivir con Dios para alegrarle

su eterna misericordia.

Y Dios abrazándola le dio un beso azul,

y le regaló un traje nuevo donde ni el tiempo

ni la enfermedad anidan.

También supe que había cambiado de escuela.

Ahora pintara con sus dedos sonrisas hermosas

En el rostro de los ángeles como ella.

Y podrá saltar de una nube a otra,

sumando esperanzas, restando tristezas

y multiplicando la fe.

Cantará canciones con los pájaros,

Y en la pizarra enorme del cielo escribirá

lo maravilloso que es el Amor de Dios

que nos deja morir una vez para hacernos

vivir siempre.

Y ella pasará las páginas de los días

y las noches y leerá en su pupitre de gloria

el hermoso libro del mundo.

Pero ahora, cuando aquí ponemos su ataúd,

Símbolo de la muerte, allí en el Paraíso

Han abierto su cuna símbolo de nacer.

Y sonaran campanas de fiesta, habrá globos y música

Celestial.

Y nosotros seguiremos ahogando nuestros ojos

En llantos y vestiremos nuestra casa de luto
y dolor, hasta que entendamos morir
en Dios es nacer siempre.

Ella es ese sol que amanece, y esa fe

que debe ahuyentar el desanimo.

Ya estas viendo a Dios, ¡Qué gran maestro

de vida!

Pídele Marce por tus padres y familiares y amigos,
y por cada uno de los que estamos aquí

Para que podamos entender y aceptar

lo que hoy nos ocurre. Tu seguirás viva en

la memoria, en nuestro corazón, azotado ahora

por una ruidosa tormenta, en medio de tu inocencia

y tu generosidad.

Sé que volveremos a vernos con la primera flor

de cada primavera;

en las primeras luces del alba;

en cada paloma blanca que vuele por encima

de nuestra cabeza.

Y volverás en verano a columpiarte en lo alto

De las olas.

Gracias Marce por ser una lámpara encendida

En nuestros momentos de oscuridad.

Dios te mece en sus brazos, por eso duermes
y descansas de los juegos de la vida.

A.C. Pilas 29-1-03

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