Juani Domínguez: Tú búsqueda

5 Jun

Juani Domínguez: Tú búsqueda

Juani Domínguez, 3 de junio de 2008

Hijo mío: Nunca pensé escribirte mí día a día. He querido expresar sentimientos, vivencias, anécdotas…. pero a veces, necesito hablarte de lo que me sucede y de cómo vivo esta tragedia.

Anoche tenía muchas ganas de compartir contigo las horas que pasamos papá y yo en la reunión de padres de la Asociación Alma y Vida. Estaba casi más inspirada que ahora, pero no pudo ser, era demasiado tarde y me encontraba muy cansada. Papá no tenía muchas ganas de ir, pero yo le animé. La verdad es que nos sentimos muy bien con todas esas personas que están en la misma situación que nosotros. Nos aportan bastante, y yo venía no se por qué, esperanzada. Pero he pasado una mala noche, después de acostarme a las tres de la mañana pensando una y otra vez en ti, cariño. Tu madre habla, escribe, llora…. son expresiones que me sirven de válvula de escape, pero también ríe.

Hay cosas que no me apetecen hacer, como por ejemplo cambiar el color de mi ropa. Algún día lo haré. Y hablando de ropas, sé que ayer te gustó como me arreglé y me peiné, aunque fuese de negro. Lo hice con todo el esmero del mundo, como tantas veces lo hice contigo a mi lado, mirando la melena que tanto te gustaba. Después, me fui a tu cuarto y me miré al espejo de tu armario y te pregunté: – ¿Cariño te gusto?-

Ahora estamos en Semana Santa, que junto con Navidad, han sido mi pasión. Digo “han sido” en pasado porque no se cuando volveré a disfrutarlas. Este año no pienso verlas ni en la tele; las fiestas de momento son cosas superficiales para mí. Digo esto con todo mi respeto, pues llegado su momento, tal vez logre que sea diferente.

Hijo mío, afortunadamente nunca estoy sola, siempre estoy rodeada de nuestra familia y amigos, ellos me ayudan y apoyan cada día. No tengo palabras de agradecimientos, y te digo que nunca lo voy a olvidar. Pero cuando llega la noche me gusta quedarme a solas, pues es cuando aprovecho, cierro los ojos y me comunico contigo mentalmente. Te pregunto y tú me respondes.

Una de las noches fui a apagar tu vela para irme a la cama, y después de relajarme un poco en el sofá sentí que me decías, “Mamá, estoy velando tu sueño”.

Hijo, tengo que aclararte que esa luz que te enciendo a diario no eres tú el que necesitas recibirla sino yo para que me guíe cada día en mi nuevo camino.

El otro día, en una de esas charlas nocturnas con Mª Carmen, le comentaba que cuando la vela no está encendida, y a pesar de la intensa luz del salón, observaba tristeza y oscuridad dentro de él. Fue ella la que me la regaló, y la que siempre me dice que esa luz eres tú. Nuestra amiga se ha convertido además de en mi confidente en la esperanza que yo necesito.

Curiosamente, recuerdo que antes de que me la regalara y me dijese que eres tú, yo había escrito que había perdido la luz de mi casa, de mi vida. Eso es algo que en mis momentos de ira y desesperación digo más de una vez. Ahora pienso, que aunque no te tenga como a mí me gustaría, como yo quisiera, nuestra casa está llena de tu luz, y que ésta no faltará nunca.

No pude luchar con tu enfermedad, pero sí lo voy a hacer por saber dónde estás. Viviré con el dolor, pero a la vez con la tranquilidad de que estás bien y de que eres muy feliz donde estás. Que tu marcha no te ha frustrado, teniendo que dejar todos tus proyectos que tanta ilusión te hacían. ¿Con quién estás? ¿Me escuchas? ¿Te parece bien como actúo?… No sé si te estoy defraudando, o te fallo. ¿Qué quieres que haga? ¿Qué te gustaría?…. Cuándo saliste de tu cuerpo ¿cómo te sentiste? En esos momentos, tu madre estaba como loca ¿Te encontrabas perdido? ¿Te asustaste, mi vida? ¿Querías volver?….. Hijo de mi corazón. ¡Qué ganas de haberte acompañado!

Igual hay respuestas que no me las puedes dar ahora, pero esperaré con paciencia, tengo la esperanza de que respondas a todas estas preguntas. Necesito saber. No quiero pensar que hasta que no acabe mi vida aquí en la tierra, yo no tenga esas noticias que tanta falta me hacen.

Cariño, hay muchas cosas que trato de quitarme de la cabeza, o tal vez eres tú quien me las quita; son cosas que me causan mucho dolor, como es el hecho de pensar en el cementerio. Tú no estás en San José, allí sólo está tu envoltura, tan bonita, bella, hermosa….

Esto es muy fuerte, prefiero pensar que tu alma voló. Por eso busco y pienso donde está tu alma, o tu espíritu, como lo quieran llamar y me he aferrado a esta búsqueda, con ella lucho desde que empezó este infierno.

Hace mucho tiempo que no le pido nada a Dios. Hoy después de mi enfado me atrevo a pedirle que no me defraude de nuevo y que este vuelo tuyo haya sido para estar con El, aunque con quien tenías que estar es conmigo, que soy tu madre y me he quedado sin ti demasiado rápido.

Creo en la otra vida. Espero estar contigo, volver a verte, pero no sólo allí en la luz, quiero vivir otra vez aquí en la tierra, con todos nuestros seres queridos, tal cuál estábamos. No sé si soy exigente o egoísta o las dos cosas, pero ese es mi deseo. Me encantaría, sería fabuloso y lo más hermoso. Estar de nuevo con la gente que más quiero.

Cuando escribo esto hay algo dentro de mí, en mi corazón, que no puedo explicar, creo que es emoción. Necesito volver a vivir contigo otra vez, llenarme de ti, seguir haciéndote feliz y saborear tantas cosas que se han quedado ahí, sin poder terminarlas.

Hemos tenido muy poco tiempo. Es injusto. Tengo mucha añoranza de ti, esto se ha cortado en seco. Quiero viajar contigo en mis noches de soledad, soledad que busco. Te pido que me lleves de viaje, tiene que ser un viaje astral muy bonito en tu compañía, los dos agarrados, sin equipaje, pero juntitos, espero que lo hagamos algún día.

Hoy, hablando con nuestra niña, Jose, me decía que yo había evolucionado mucho desde que empecé a escribir el primer día, que no me daba cuenta pero que yo ayudaba. No lo veo así, pues pienso que son ellas las que me ayudan a mí, me refiero también a Mª Carmen, por supuesto, y a nuestra familia. Vuelvo a mencionarlos porque no los puedo olvidar, estoy llena de gratitud para con todos.

Les leo todo lo que escribo, a todos les gusta mucho y les cala hondo, pienso que es por mi forma de leerlo, ¡expreso y transmito tanto sentimiento!, ¡tengo tanto que darte todavía aunque sea de esta forma! Yo no pensaba escribir tanto y siempre creía que iba a ser la última página, pero todos me motivan y a mí me fortalece enormemente esta comunicación contigo.

Jose, que es una hermosura de niña, una joya que tú me has dejado y a la cuál adoro, buscó en Internet libros que me ayuden a encontrar lo que busco. Ella viene a verme cada vez que puede, y cuando no lo hace hablamos por teléfono, nos enviamos mensajes. No puedo tener más suerte ni ser más afortunada, aunque tenga esta pena. En uno de los diálogos que mantenemos las dos cada día, ella me decía que no había ninguno como tú. Espero que encuentre su pareja, me lo presente y la vea muy feliz, hay buenos niños y ella va a saber elegir. Yo le decía que todos la queremos mucho y que tampoco hay niñas como ella, estabais los dos hechos el uno para el otro. Pienso que es una mujer completa que lo sabe hacer todo, pues el hecho de vivir sola con su hermano desde hace tres años le ha preparado para ello. A esas cosas hoy día no se les da mucha importancia, pero si a eso unimos que es buena estudiante, que se está labrando su futuro, que es educada, que sabe estar, y que tiene una gran calidad humana tanto mejor, además tiene una finura y elegancia muy particular. Para mí es la hija que no he tenido, es como si lo fuera, y lo seguirá siendo. Todo hubiese sido perfecto…. Pero esa suerte no podía tenerla yo, y me ha tocado vivir lo más grande. Espero al menos poder disfrutar de la felicidad que algún día ella pueda alcanzar.

Hijo mío, estoy leyendo mucho aunque el último libro que he leído, si te soy sincera, lo he visto un poco filosófico y me he enterado de la mitad, pero me he quedado con lo que a mí me interesaba, así que al final me ha aportado algo y voy a releerlo.

Pienso que tengo que aprender mucho y engrandecerme para poder encontrarte. Estoy dispuesta a todo. Esa es mi meta.

Amor mío, espérame y ayúdame en tu búsqueda.

Te quiero.

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *